viernes, 1 de agosto de 2008

SANTORAL DEL DIA

SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO,
AÑO (1696 - 1787) - 01 DE AGOSTO.
Alfonso significa: "listo para el combate".


Nació cerca de Nápoles el 27 de septiembre de 1696. Sus padres fueron Don José, Marqués de Ligorio y Capitán de la Armada naval, y Doña Ana Cabalieri.
Nuestro santo fue el primogénito de siete hermanos, cuatro varones y tres niñas. Siendo aún niño fue visitado por San Francisco Jerónimo el cual lo bendijo y anunció: "Este chiquitín vivirá 90 años, será obispo y hará mucho bien".
A los 16 años, caso excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con notas sobresalientes en todos sus estudios.


Para conservar la pureza de su alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía como de la peste de todos los que tuvieran malas conversaciones.
Su padre, que deseaba hacer de él un brillante político, lo hizo estudiar varios idiomas modernos, aprender música, artes y detalles de la vida caballeresca. Y en su profesión de abogado iba obteniendo resaltantes triunfos. Pero todo esto no lo dejaba satisfecho, por el gran peligro que en el mundo existe de ofender a Dios.
A sus compañeros les repetía: "Amigos, en el mundo corremos peligro de condenarnos".Más tarde escribiría: "Las vanidades del mundo están llenas de amargura y desengaños. Lo sé por propia y amarga experiencia".





Su padre quería casarlo con alguna joven de familia muy distinguida para que formara un hogar de alta clase social. Pero cada vez que le preparaban algún noviazgo, la novia tenía que exclamar: "Muy noble, muy culto, muy atento, pero... ¡Vive más en lo espiritual que en lo material!.
Hubo un pleito famoso entre el Doctor Orsini y el gran duque de Toscana. El Dr. Alfonso defendía al de Orsini. Su exposición fue maravillosa, brillante. Sumamente aplaudida. Creía haber obtenido el triunfo para su defendido. Pero apenas terminada su intervención, se le acerca el jefe de la parte contraria, le alarga un papel y le dice: "Todo lo que nos ha dicho con tanta elocuencia cae de su base ante este documento".
Alfonso lo lee, y exclama: "Señores, me he equivocado", y sale de la sala diciendo en su interior: "Mundo traidor, ya te he conocido. En adelante no te serviré ni un minuto más".

Se encierra en su cuarto y está tres días sin comer. No hace sino rezar y llorar.
Después se dedica a visitar enfermos, y un día en un hospital de incurables le parece que Jesús le dice: "Alfonso, apártate del mundo y dedícate sólo a servirme a mí". Emocionado le responde: "Señor, ¿qué queréis que yo haga?".
Y se dirige luego a la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced y ante el sagrario hace voto de dejar el mundo. Y como señal de compromiso deja su espada ante el altar de la Sma. Virgen.Pero tuvo que sostener una gran lucha espiritual para convencer a su padre, el cual cifraba en este hijo suyo, brillantísimo abogado, toda la esperanza del futuro de su familia. "Fonso mío - le decía llorando - ¿Cómo vas a dejar tu familia? - y él respondía: Padre, el único negocio que ahora me interesa es el de salvar almas".
Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote. Desde entonces se dedica trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras ciudades. Reúne a los niños y a la gente humilde, al aire libre y les enseña catecismo.

No hay gente débil y gente fuerte en lo espiritual, sino gente que no reza y gente que sí sabe rezar. (San Alfonso)

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