Cerca de las cinco de la tarde del lunes 26, el sonido del teléfono alteró la calma dentro de la suite más importante del Sanatorio de la Trinidad. “ Holaaaaaa , soy Susana Giménez , tefelicito nena…”. Wanda Nara no se cayó de espaldas porque estaba recostada, pero por unos segundos quedó sin reacción.
Alguna vez, a la ex vedette le vieron futuro de diva, y el nacimiento de su primer hijo fue un acontecimiento conmovedor, del que muchos estuvieron pendientes y nadie quiso estar ajeno. Ni siquiera la gran estrella argentina, que además de llamarla le mandó un ramo de flores con una dedicatoria personal: “Regalo para el principito”.
Valentino Gastón López nació un día antes de esa comunicación. Exactamente, la noche del domingo 25 de enero, en el Sanatorio de la Trinidad , al que Wanda llegó con presión alta y contracciones. Los médicos solucionaron el cuadro, pero decidieron practicarle una cesárea para evitar complicaciones. Al llegar al mundo, Valentino pesó 3,300 kilogramos.
El futbolista Maxi López, el padre de la criatura, presenció el parto. Pudo llegar porque desistió de esperar una valija en el Aeropuerto de Ezeiza. Todo indica que el futuro de Maxi (y el de toda su familia) está en Brasil (jugaría para el Gremio, de Porto Alegre), y el delantero se encontraba de viaje tratando de arreglar su salida del FC Moscú y su llegada al conjunto del país vecino. “No puedo esperar más”, les dijo, y se fue. Perdió algunas pertenencias, pero finalmente estuvo a la hora señalada, y todo salió bien. El miércoles 28, los López-Nara recibieron el alta médica, y abandonaron la clínica por la mañana bien tempranito. Se fueron derecho a Benavídez, donde ocupan una mansión con un cuarto especialmente decorado para el nuevo integrante de la familia.
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