Por MAXIMILIANO MONTENEGRO
En el conurbano y algunas villas de emergencia de la Capital Federal, “aprendices” de bioquímicos pueden producir drogas con calentadores y tanques, aseguró Roberto Locles.
Cuando la presunta cartelización del país genera polémica en el marco de episodios que instalan la presencia de redes de narcos en la Argentina, expertos en seguridad, criminalística y narcotráfico que sostienen la posible “guerra territorial” entre bandas internacionales abocadas al comercio en escala de estupefacientes, también sospechan que en el territorio nacional ya funcionan unos 250 laboratorios y “cocinas” de sustancias prohibidas.El cálculo que hacen los expertos es más que preocupante: un sólo laboratorio, con el equipo y la materia prima necesaria, puede producir diariamente unos 100 kilos de sustancias de máxima pureza y, lo que es peor, 10 kilos de desechos, basura tóxica que se conoce con el nombre de “paco” o “pasta base”.
Según un informe elaborado por un grupo de expertos en seguridad, encabezado por el prestigioso perito Roberto Locles, “el laboratorio de drogas que se logró desbaratar en Ingeniero Maschwitz, propiedad de mexicanos, fue un golpe importante, pero es apenas la punta del iceberg de un fenómeno lamentablemente ya instalado en el país, y representa menos del 1% del total de estos lugares donde se fabrica droga para la exportación”.
“La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) viene trabajando bastante bien, identificando las zonas rojas de consumo de paco, ya que se sabe que donde hay paco hay laboratorios de drogas. Es así de fácil, lo saben hasta las madres de los adictos. De este modo, ese mapa trágico indica que en el país hay 250 zonas de peligro doble, por los chicos que se vuelven adictos y por el funcionamiento de cocinas de estupefacientes”, indicó Locles.Al trazar un panorama de cómo se mueve el “mercado” de drogas argentino, el especialista Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), asegura que “en Capital Federal y el Conurbano Bonaerense funcionan varios carteles internacionales de drogas, donde intervienen traficantes, productores, exportadores, compradores y proveedores de distintas nacionalidades”.
“Por ejemplo, el barrio de Villa Soldati está copado por mafiosos de Paraguay; Constitución está captado por dominicanos; los bolivianos hacen su negocio con todos, son cuentapropistas; los mexicanos tienen oficinas en Puerto Madero; los peruanos ocupan espacio en la villa 1-11-14; los colombianos están por todo Pilar; y por supuesto tenemos grupos locales”, explicó Izaguirre para quien estos nucleamientos “en general conviven bien, respetando sus espacios, pero las tensiones se producen y son feroces, sangrientas”.
Sustancia peligrosa.
Locles, por su parte, insistió con el tema del “paco” al manifestar que “llama la atención que ahora se diga que no se puede determinar de qué se trata esta sustancia, como minimizando su poder de destrucción en la mente de los jóvenes, y ya no se puede negar que donde existe el paco hay cocinas o laboratorios de drogas ilegales” y agregó que “hay que dejar de hacer suposiciones, y tener voluntad para erradicar estos lugares”.
Desde la llegada del “paco”, este organismo estatal sostiene que la peligrosa sustancia es principalmente el desecho de los distintos procesos de transformación de la pasta base de cocaína en clorhidrato de cocaína. Fuentes de la Sedronar, en diálogo con este diario, ratificaron su postura y hasta brindaron estadísticas de la evolución del hallazgo de cocinas o laboratorios en los últimos años.“En 2001 se descubrieron seis cocinas de cocaína; en 2002 y 2003 fueron 10 y 11, respectivamente; en 2004 resultaron 22; en 2005 se descubrieron 16, y en 2006 y 2007 superamos las 20. Los números de la Policía Bonaerense en este 2008 son contundentes”, dijeron los voceros, aclarando que ?se trata de los casos donde se logró desbaratar estos predios, pero ¿qué pasa con los que burlan los controles?”.
Negocio millonario.
¿Pero cómo funciona el negocio de los laboratorios o cocinas de drogas? Izaguirre, quien desde hace muchos años trabaja con adictos y diseña políticas de prevención, sostuvo que “la vulnerabilidad de los controles fronterizos, aéreos, terrestres y marítimos, es el principal problema, y hay zonas que parecen intocables, como territorio liberado para el narcotráfico, por ello los grupos internacionales comenzaron a ver el negocio aquí, y naturalmente abrieron sus cocinas”.
“Además, resulta clave el costo de producción en Argentina y el margen de ganancia al vender la mercadería al exterior. Los laboratorios locales ya están fabricando cocaína de máxima pureza, a 10.000 dólares el kilogramo, y lo venden a 1000.000 dólares (diez veces más) en Europa”, indicó Izaguirre.
Por último, Locles manifestó que “en las villas de Capital Federal y el Conurbano hay cocinitas, manejadas por aprendices de bioquímicos, que pueden producir drogas con calentadores y tanques donde hacen las mezclas, además de contar de hornos para el secado”, y explicó que “al margen de estos espacios, los más peligrosos son los laboratorios instalados por gente de afuera, para producir drogas sintéticas”.
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