La modelo contó que le hizo la cruz al conductor por haber sido el impulsor de la burla a su inteligencia."Era una época en que cualquier cachivache hablaba de mí", recuerda.
Hoy, con su nueva faceta de empresaria, siente que pudo reivindicar su imagen.
Karina Jelinek no olvida. Sin utilizar los medios como campo de batalla y con la tranquilidad como punta de lanza, la morocha tiene bien claro qué personajes no quiere ver ni en figurita.
En su momento fue blanco de todas las burlas, debido a su supuesta ingenuidad, y le hizo la cruz a más de uno. Pero, especialmente, a un conductor: Roberto Pettinato.
"Nunca me sentaría a tomar un café con él", aseguró.
La bronca con el ex músico viene de cuando conducía Duro de domar y la figura de Karina era permanentemente tomada para la chacota. "No se portó bien conmigo", recordó sin resentimiento en la revista 7 días: "Igual le deseo lo mejor. No soy rencorosa".
Para la modelo, el tiempo se fue encargando de poner las cosas en su lugar y de limpiar su imagen. "Lo que no te mata te fortalece, eso te lo puedo asegurar. Era una época en que cualquier cachivache hablaba de mí. Yo no respondía porque no me gustan los escándalos. La que sí va a responder es mi abogada", amenazó.
Sobrevivir en el medio no es fácil y Karina lo sabe bien. Además de talento y aptitudes, hay que tener las ideas bien ordenadas:"Nunca dudé de mi inteligencia. Para mantenerse sola desde chica y saber trabajar y manejarse en este medio, hay que ser muy inteligente. Por eso me creo una mujer capaz. Por todo lo que logré en mi vida, que no fue nada fácil".
Hace poco sumó a su vida una nueva faceta: la empresarial. Y ya recibió flores importantes: "Natalia Oreiro elogió mis zapatos. Nos saludamos con la mejor onda y me dijo que le encantaba la línea de mis zapatos. Ella me cae muy bien y es un ejemplo a seguir. Y me enteré que a Susana también le gustaron mucho y que los había pedido para una producción de fotos para su revista", contó entusiasmada. "¡Imaginate lo feliz que me puse!"
Para finalizar, y demostrar que no es ninguna tonta, la modelo aseguró que está al tanto de los precios y de la situación económica nacional e internacional: "No vivo en una burbuja. Sé que en el país como en el mundo estamos pasando por una gran crisis.. En la zona de Palermo, que es donde vivo, el pan me cuesta cuatro pesos con veinte el kilo y el litro de leche dos pesos con cincuenta. Pero los precios varían según donde hagas las compras o según el barrio", explicó para cerrarle el pico a más de uno.
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